Paisaje sonoro: registra cómo la cuarentena cambió tu percepción del mundo
El aislamiento social para prevenir el contagio de COVID-19 modificó lo que escuchamos y cómo lo escuchamos. ¿Cuál fue el sonido más intenso que escuchaste hoy? ¿Cuál fue el más agradable? ¿Cuál guardarías para un futuro?
Por Vanessa Valencia Ramos*
Callao, Perú
Estoy sentada al lado de mi ventana, está semi abierta y las cortinas de color perla están recogidas; el viento entra despacio y recorre las hojas de mi cuaderno y mi cabello corto se revuelve un poco. Comienzan a trinar unas aves; algún gallo canta a lo lejos; el gato negro de mi vecina viene de visita y se queda sentado, lamiéndose la entrepierna en la escalera que está afuera de mi casa; unos perros de la calle ladran; una persona pasa con su mascarilla y arrastra sus sandalias; una mototaxi transita con una música de bolero, y rara vez pasa un auto; entonces cuando menos lo pensaba, el avión pasa, sobrevuela estas calles una vez más después de tanto, desde un tercer plano llega a un primero y su sonoridad me hace pensar que todo esto pasará. Paso mi saliba y me pregunto cuándo volverá a cambiar este paisaje sonoro.
Para todos, es inevitable darnos cuenta cómo ha cambiado la sonoridad de nuestro entorno, el paisaje sonoro. Algunos sonidos han desaparecido; otros que no escuchábamos, han regresado y/u otros son nuevos totalmente; ahora mismo, desde nuestra cuarentena en casa, hemos re aprendido el ejercicio de la escucha atenta.
En algunos lados, las noches le pertenecen a los ladridos de los perros y las madrugadas a los maullidos de los gatos; no todos los fines de semana son silentes, para otros van llenos de música desde los techos, haciendo un contraste con las sirenas andantes en la calle, alertándonos de su paso. ¿Nos afecta? ¿Nos gusta lo que escuchamos? ¿Qué escuchamos?
Presta atención a todo lo que oyes
¿Cuál fue el sonido más intenso que escuchaste hoy? ¿Cuál fue el más agradable? ¿Cuál guardarías para un futuro? ¿Cuál fue el más inusual? ¿Qué sonido ya no existe en tu entorno? ¿Qué nuevo sonido apareció en el lugar dónde vives?¿Puedes reconocerlo? … Estas son algunas interrogantes que planteó el educador y antropólogo canadiense, Raymond Murray Schafer, a sus alumnos, y se encuentran en su libro “Hacia una educación sonora”. Mediante estos ejercicios, Schafer buscaba que sus estudiantes no pierdan el asombro hacia los sonidos, dando paso a explicar las diferencias entre oír y escuchar, cada ejercicio era la exploración a reconocer su entorno sonoro.
El soundscape, que en la traducción es paisaje sonoro, fue un término acuñado por Schafer. Quien planteó que si existe una palabra capaz de resumir lo que observamos: landscape (paisaje), ¿Cómo nombrar a todos aquellos sonidos que están a nuestro alrededor? A partir de esta inquietud, a finales de los ’60, acuñó el término “soundscape”.
Vale decir que, Schafer es reconocido por su iniciativa en el “World Soundscape Project” (Proyecto de paisaje sonoro mundial), y además por su gran interés en la ecología acústica y contaminación sonora. Ha publicado material de consulta básica, como por ejemplo: El compositor en el aula, Limpieza de Oídos, Cuando las palabras cantan, El elefante en el aula, y El nuevo paisaje sonoro, el cual recomiendo para iniciar. Su libro más consultado, es The Tuning of the world, y ahí el autor desglosa una serie de conclusiones sobre esta rama.
Harbour Ambience (1996). La grabación de Harbour Ambience fue realizada en el puerto de Vancouver, como parte del disco Soundscape Vancouver, dirigido y editado por R. Murray Schafer en 1996. Esta pista es un claro ejemplo de la variación del paisaje sonoro a través del tiempo, comparada con el registro realizado en 1973.
Soundscape
La teoría del paisaje sonoro, mencionada por Schafer, ya tiene más de 4 décadas. Claro, vale resaltar que el concepto ha tenido muchos cambios y críticas, pero para quienes inician en este tema, es pertinente mencionar este concepto. Para que un paisaje sonoro pueda ser llamado como tal, éste debe tener 3 características, según Schafer :
Señales sonoras: los sonidos de primer plano. Por ejemplo: el claxon de los autos, las sirenas de los bomberos/ambulancias/patrullas, las campanas de una iglesia, el camión de la basura, y más.
Tonalidad: sonidos de fondo. Se dividen en naturales, como: el viento, el agua, animales; y en las ciudades, como los sonidos industriales: aviones, autos, tren, entre otros.
Huella sonora, también conocida como marca sonora. Permanecen en la memoria colectiva de las personas, tienen un valor simbólico y tiene un significado de identidad para las personas de un lugar en específico.
En este audio, Raymond Murray Schafer explica lo que es una huella sonora (tiene traducción al español).
Ejemplo de registro sonoro
El presente registro sonoro se realizó en la zona del AA.HH. Manuel C. Dulanto (Prov. Const. del Callao — Perú). A continuación, escucharás las características que menciona Schafer, de acuerdo al paisaje sonoro que me rodea.
La mayoría de las personas, desde nuestras casas, sin poder salir a la calle, escuchamos el afuera. Durante la cuarentena el paisaje sonoro cambió. Y, no es mi intención romantizar el hecho de que ya no existan ciertos sonidos, pues hasta los datos científicos nos dicen que el planeta ha bajado su vibración, aquel llamado “ruido sísmico” por el pare que hemos dado nosotros: los humanos. Y al parecer, era muy necesario.
¿Cómo empleo el paisaje sonoro en mis producciones?
En mi breve experiencia, puedo mencionar que el paisaje sonoro a diferencia de lo que podrían llegar a creer, no es un sonido ambiental y tampoco cumple una función de rellenar un silencio no deseado dentro de una producción sonora y/o audiovisual. Ese punto ya nos pone en una línea de investigación, porque requiere de un procedimiento de pre escucha, y diferenciar entre lo que es oír y escuchar. Oímos lo que está de paso, escuchamos lo que nos interesa.
Mis registros son más de lo urbano, por mi propio acceso a ciertos espacios. Por mencionar un ejemplo, cuando hubo una marcha contra el indulto del expresidente, Alberto Fujimori, el 25 de diciembre de 2017, no lo pensé demasiado y fui a la Plaza San Martín. Ahí se fueron sumando cientos de personas para manifestarse. ¿Por qué registrar ese hecho? Porque me interesó desde el punto periodístico, coyuntural, y lo otro como paisajista sonora. Quienes han caminado y/o viven cerca de la Plaza San Martín, saben que esos sonidos de aquel día fueron únicos. No todos los 25 de diciembre hay una marcha contra un indulto. Entonces, se cumple la sentencia: “ningún sonido se repite”.
(*) Vanessa Valencia Ramos
Experimentadora y una bicha de radio. Interesada en el paisaje sonoro del Perú, el ruido y las nuevas narrativas sonoras. Colaboradora para el Grupo de Investigación Sonora del Perú y el CPR. Produce el podcast La comunidad de la escucha. Docente a cargo del Taller de Investigación Sonora — ISONAR.@sinurgencia
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